MARCO CONCEPTUAL

Marco conceptual
En esta sección se elabora una revisión bibliográfica de los conceptos generales vinculados a las variables de esta investigación, los conceptos generales a considerar para diálogos generativos, variable dependiente, son: intercambio, acuerdo, participación, resolución de problemas, descubrimiento, involucramiento, creación de sentido, empoderamiento, iniciativa y habilidades comunicativas. Para el caso de sentido de comunidad, variable independiente, los conceptos a considerar son: integración, identidad, dinámica grupal, visión de futuro, habilidades sociales, lazos sociales, pertenencia, reciprocidad, unidad y solidaridad.

1. Intercambio

En La teoría del intercambio social desde la perspectiva de Blau, Dominguez afirma que Homans considera que toda la conducta social humana, es decir, toda aquella que se da entre dos personas que interactúan espontáneamente, es un intercambio. [...] Según Homans, además, lo que importa de un intercambio social no son las actividades específicas, sino una característica que todas poseen: el valor, que se define como el grado de refuerzo o castigo que una persona deriva de una unidad o de (actividad) y que, por tanto, puede ser positivo o negativo. (1978, pp.130-131)

Por otro lado, Blau, acepta que una gran cantidad de conductas sociales, pero no todas, constituyen un intercambio. Para Blau, “el intercambio social está constituido por las acciones voluntarias de los individuos que obedecen a los resultados que se espera que proporciones y que, por término general, proporcionan”. (Domínguez, J. F. M., 1978, p.131)

Además, a diferencia de Homans con el intercambio directo como denominador común de sus diversas manifestaciones, ”Blau propone seis tipos de intercambio  realmente distintos entre sí: el intercambio propiamente dicho que se caracteriza por dar lugar a una relación bilateral en donde predomina el cálculo y la búsqueda intencionada del beneficio personal; la relación de poder por ser unilateral y asimétrica; el intercambio secundario por la existencia de una norma que lo regula; el intercambio indirecto por implicar a más de dos participantes, y el intercambio por medio de valores por implicar a asociaciones enteras en el papel de participantes”. (Domínguez, J. F. M., 1978, p.134)

2. Acuerdo

El acuerdo es el consenso logrado entre dos o más personas en torno a un tema específico, afirma Flores (2008, p. 24). Además, agrega que para la construcción de acuerdos es necesario un consentimiento activo de cada uno de los individuos miembros de una comunidad o sociedad determinada.

Para Habermas, el acuerdo se basa en convicciones comunes. El
acto de habla de un actor sólo puede tener éxito si el otro acepta la oferta que ese
acto de habla entraña, tomando postura con un sí o con un no frente a una
pretensión de validez que en principio es susceptible de crítica. (1990, pp 33-39)

En su libro la Teoría de la Acción Comunicativa, Habermas dice que la construcción de acuerdo se logra teniendo en cuenta que entenderse es un
proceso de obtención de acuerdos entre sujetos lingüísticamente e
intersubjetivamente competentes, es decir, la calidad de las intervenciones está
sujeta a la profundidad, el rigor científico y el pensamiento crítico que le imprime
cada sujeto y al número de razones pertinentes y que sean verdaderas y libres de
cualquier estado de ánimo de los individuos. (1990, pp 46-48)

El acuerdo, en derecho, es una decisión tomada en común por dos o más
personas, por una junta o asamblea o tribunal. También se denomina así un pacto,
tratado o resolución de organizaciones, instituciones, empresas públicas o
privadas.


3. Participación

Según Robirosa y otros (1990) participar significa tomar parte de algo con otros, significa repartir o entrar activamente en la distribución (de responsabilidades, compromisos), significa comprometerse. 
Además en su libro Turbulencia y Planificación Social (1990) afirma que la participación real de las personas en las decisiones que afectan su vida cotidiana, supone, además, el reconocimiento de otras necesidades asociadas que son a su vez condición y resultante de un proceso participativo: autovaloración de uno mismo y de la cultura del grupo al que se pertenece como portadores potenciales de las fuerzas para la transformación social; capacidad reflexiva sobre los hechos, sobre las causas y consecuencias de los problemas de la vida cotidiana; capacidad de crear y recrear no solamente objetos materiales, sino también y fundamentalmente nuevas formas de vida, de convivencia social y de organización social que ayuden a superar los desequilibrios existentes.  Esto es importante para que los seres humanos se desarrollen y alcancen niveles mayores de responsabilidad, conciencia y libertad. 
Mientras tanto, para Burin y otros (1998), la participación es un proceso social que supone un ejercicio permanente de derechos y responsabilidades, reproduciendo un modelo de sociedad, por lo que una de sus claves es la adecuada combinación de derechos y responsabilidades. Deberemos tratar, entonces, de asumir cada uno, en función de su propio interés y capacidad una responsabilidad Por su complejidad, la participación, debe ser analizada con relación a la cantidad de actores que participan, los campos posibles, sus niveles, y grados.
Existen tres niveles de participación, que implican un grado de compromiso diferente, que, variando de una más restrictiva a una más amplia, son de información, de opinión y de toma de decisiones.

La participación no es automática o espontánea, es necesario un aprendizaje en el sentido de concretar acciones tendientes a incrementar las capacidades de los participantes para analizar la realidad e influir sobre los otros. Es un proceso de desarrollo de la conciencia crítica y de adquisición de poder. Es algo que se aprende y perfecciona. (Robirosa y otros, 1990) (Como se cita en Barrientos, 2005)

4. Resolución de problemas

La resolución de problemas es un proceso cognitivo-afectivo-conductual mediante el cual una persona intenta identificar o descubrir una solución o respuesta de afrontamiento eficaz para un problema particular. (D’Zurilla, 1986/1993; D’Zurilla y Nezu, 2007) (Como se cita en Arturo, B., & Grau, G., 2014)

Pilar Pozner afirma que la resolución de problemas es una competencia fundamental de los equipos de gestión y el piloteo de sistemas complejos. (2000, p.8)

Stemberg (1986) propone algunas habilidades de pensamiento importantes para la resolución de problemas:
1. Identificación de Problemas: la habilidad para descubrir la existencia
de problemas es una característica primordial para continuar con el
proceso de solución de problemas.
2. Definición del problema en términos concretos: es decir, distinguir el
problema real de los imaginarios que puedan conducir a quejas en lugar
de soluciones
3. Exploración de posibles estrategias de solución
4. Descomposición de un problema complejo en sub-problemas que sean
más manejables.
5. Definición clara del cambio que se quiere alcanzar para tratar de evitar
quedar atrapado en soluciones erradas que complicarían más el problema
6. Habilidad para encontrar las inconsistencias en los argumentos de las
propuestas.
7. Formular y poner en marcha un plan para producir dicho cambio (Como se cita en Rojas de Escalona, 2010).


5. Descubrimiento

Gustavo Bueno (1989) para entender bien todo tipo de descubrimiento lo divide en el aspecto conspectivo que se refiere a lo sinóptico y al resolutivo. Afirma que al aspecto conspectivo del descubrimiento pertenece todo aquello que tiene que ver con el nuevo conocimiento de una realidad (nuevo según la línea más o menos convencional por la que se hace pasar la novedad), sea porque conduce a su conocimiento, sea porque se refiere al conocimiento mismo. Al aspecto resolutivo pertenece todo aquello que, una vez que el descubrimiento conspectivo ha dejado a la realidad “disponible”, tenga que ver con el desenvolvimiento, ocupación, incluso destrucción de la realidad considerada como descubierta, o con los resultados consecutivos al descubrimiento conspectivo y que en gran medida ha sido posible gracias a esa conspección.

6. Involucramiento

Una definición de involucramiento, Parra (2010), lo asume como un estado mental positivo, relacionado con el trabajo y caracterizado por tres elementos: vigor (altos niveles de energía y resistencia mental), dedicación (alta implicación laboral) y absorción (alto estado de concentración e inmersión). Este estado afectivo-cognitivo es persistente y no está focalizado en un objeto o situación particular. (Como se cita en Peña, Cañoto & Angelucci, 2017).

Arguedas, afirma en su estudio del 2010, que el involucramiento es un compromiso activo (…). Además, el involucramiento incluye las dimensiones de comportamiento, emoción y cognición, a partir de lo cual se han descrito tres tipos, a saber, involucramiento conductual, involucramiento emocional e involucramiento cognitivo.

7. Creación de sentido

Según Aguado (2004), la definición de creación de sentido desde el punto de vista de la semiótica y pragmática se puede explicar en una forma lineal de la siguiente manera:
[…]
a) La pregunta por el conocimiento remite a la pregunta por el lenguaje (Giro
lingüístico)
conocer => pensar => decir
b) La pregunta por el conocimiento en relación al lenguaje remite a la pregunta
por el sentido (la producción y reproducción de sentido)
decir => significar => dar sentido
c) La pregunta por el sentido (a+b) remite a la pregunta por los actos prácticos
concretos en los que se ponen en juego esos procesos. En otras palabras, la
pregunta por el sentido nos lleva a la idea de lo social como contexto de
producción, reproducción e intercambio de sentidos.
dar sentido => construir un contexto sociocultural

En el ámbito de proyectos de comunicación para el desarrollo es el “proceso de movilización social debe complementarse con la creación de sentidos, dotándolo de un horizonte deseable, un imaginario, entendido como una representación posible del futuro que queremos construir. […] La creación de sentidos debe funcionar como un imaginario compartido para el desarrollo de valores sociales.” (UNICEF, 2006)



8. Empoderamiento

El empoderamiento es concebido como un proceso cognitivo, afectivo y conductual. Rappaport (1984) desde la psicología comunitaria refiere que el empoderamiento implica un proceso y mecanismos mediante los cuales las personas, las organizaciones y las comunidades ganan control sobre sus vidas. En su formulación del empoderamiento los procesos y los resultados están íntimamente ligados. Por su parte, Cornell Empowerment Group (1989) define el empoderamiento como un proceso intencional, continuo, centrado en la comunidad local, que implica respeto mutuo, reflexión crítica, cuidado y participación grupal, a través de las cual personas carentes de un compartir equitativo de recursos valorados ganan mayor acceso a, y control sobre esos recursos. […] Zimmerman (2000) y Rappaport (1988) coinciden en que el empoderamiento es un constructo que relaciona fortalezas individuales y capacidades (competencias), sistemas naturales de ayuda y conductas proactivas con asuntos del cambio social y de política social. (Como se cita en Silva, Carmen, & Loreto, 2004).

Es importante tener presente que concebimos el empoderamiento como un fenómeno dinámico, donde proceso y resultado se genera en las interacciones entre personas, en las que en ocasiones el resultado es justamente el comienzo de una nueva fase del proceso de empoderamiento. (Silva, Carmen, & Loreto, 2004)

Si el poder significa control, el empoderamiento, por tanto, es el proceso de
ganar control” (Sen, 2005) por parte de la gente. […] Para Iturralde (2005) el empoderamiento está enfocado en la transformación de las relaciones de poder
asimétricas. De esta manera el empoderamiento cobra dos formas: una intrínseca, inspirada en la psicología y otra externa, vinculada al mundo social. Según su perspectiva, este modelo siempre implica una opción consciente a favor de los empobrecidos: “El empoderamiento es el proceso de construirse como sujeto individual y/o colectivo (…) con el propósito de conducir a la sociedad en función de sus propios intereses. El empoderamiento se relaciona con el concepto de poder, que representa una realidad propia del ámbito de las relaciones humanas que (…) siempre son sociales y políticas. (…) El poder se expresa en el control de ciertos recursos fundamentales: económicos, organismos estatales, violencia, autoridad ética, información y comunicación, conocimiento, organización y movilización. El poder también se expresa en la fuerza (capacidades) y solidez (unidad alrededor de un proyecto, estrategia y organización) de un sujeto colectivo (Como se cita en Crespo, De Rham & Gonzales, 2007).

Dentro de los trabajos dirigidos al desarrollo de mecanismos de empoderamiento de las mujeres destacan las aportaciones realizadas por Jo Rowlands (1997). Esta autora considera que el empoderamiento consiste en incorporar a los procesos de toma de decisiones a las personas excluidas de dichos procesos. De esta manera, el empoderamiento está relacionado con las diferentes formas en las que opera el poder. Así, en línea con la definición convencional de “poder sobre”, pone énfasis en la participación en las estructuras políticas y en los procesos formales de toma de decisiones. Por otro lado, a partir de formas de poder “generativas” (‘poder para’ y ‘poder con’) el empoderamiento tiene que ver con los procesos por los cuales la gente toma conciencia de sus propios intereses y como estos se relacionan con los de otros. Según esta autora el empoderamiento comprende tres dimensiones: personal, supone el desarrollo del sentido del yo y la capacidad individual; relacional, implica la habilidad de negociar e influir en la naturaleza de las relaciones; y colectiva, conlleva el trabajo conjunto para lograr un mayor impacto. (Sánchez, Gimilio & Altamirano, 2015)

9. Iniciativa

Según el Gobierno Vasco, desde el punto de vista emprendedor, “tener iniciativa significa proponerse objetivos, así como planificar y llevar a cabo proyectos”. (2012)

En el marco del trabajo social comunitario, “las iniciativas sociales proporcionan marcos organizacionales dinámicos capaces de apoyar, contribuir y hacer efectiva esta participación. […] Las organizaciones de iniciativa social y el Trabajo Social Comunitario están llamados a entenderse, a caminar juntos en los procesos de promoción social con las comunidades locales.” (Pastor, 2001)

10. Habilidades Comunicativas

Romeú (2009) en su obra, El enfoque cognitivo, comunicativo y de orientación
sociocultural las define [a las habilidades comunicativas] como aquellos procesos que desarrolla el niño y que le permiten la comunicación, entre los que se encuentran: hablar, escuchar, leer y escribir. Como una serie de aptitudes, niveles de competencias, destrezas o capacidades que paulatinamente van adquiriendo los estudiantes en el proceso de interacción con su entorno y que les reconocen
hacer uso efectivo del lenguaje.
En este sentido, las habilidades comunicativas se entienden como un conjunto de
procesos lingüísticos que se desarrollan durante la vida, con el fin de participar con
eficiencia y destreza en todas las esferas de la comunicación y la sociedad humana. Hablar, escuchar, leer y escribir son las habilidades del lenguaje y a partir de ellas nos desenvolvemos en la cultura y la sociedad.
El desarrollo de estas habilidades es lo que permite mejorar la comunicación; a medida que adquirimos herramientas y experiencia para el respectivo despliegue de nuestras habilidades comunicativas, el ejercicio auténtico de la producción discursiva y la interacción comunicativa se dará de manera clara, oportuna y precisa, entre las comunidades que favorezcan su desarrollo. El lenguaje verbal y el no verbal, la diversidad lingüística, la gestualidad, la emocionalidad, la comprensión de diferencias, las semejanzas entre el habla y la escritura y el papel mediador de la lectura, se vinculan a nuestra capacidad de comprender, interpretar y elaborar contenidos comunicativos para la interpretación del mundo, la expresión de la subjetividad y el ejercicio de nuestra ciudadanía. (Sanchez, 2016)

Los conocimientos de las competencias comunicativas están en base al desarrollo de las habilidades y actitudes. Se trata de un tema polémico, ya que los autores consultados identifican diferentes habilidades, algunos lo entienden como cualidades, rasgos del carácter, actitudes o formaciones psicológicas (Márquez, 1993; Fernández, 1996; Álvarez, 2002; González, 2005).
Arglye y Kendon (1967) en su análisis experimental de habilidades cita cinco grupos:
(1) primeras habilidades sociales
(2) habilidades sociales avanzadas
(3) habilidades relacionadas con sentimientos
(4) habilidades alternativas a la agresión
(5) habilidades para combatir el estrés
Algunas de las habilidades comunicativas más significativas son: la expresión, la
observación y la empatía (Fernández, 1996).
En las Habilidades de expresión intervienen como elementos principales:
- La fluidez verbal, la claridad del mensaje, la ejemplificación, la argumentación, la
síntesis, formulación de preguntas, coherencia emocional, contacto visual,
comunicación no verbal y creatividad.
En la Habilidad de observación intervienen como elementos principales:
- Escucha empática y detección de emociones.
En la Habilidad de empatía intervienen como elementos principales:
- Mirada, escucha activa e interacción
(Como se cita en Moya, 2017)


11. Integración

La común y más divulgada significación del término integración se identifica como la relación de vínculos y lazos de diversa índole (económico-social-político) que sirve para la unión entre pueblos y naciones.
Desde los ángulos de visión político-administrativo y técnico económico, el concepto integración tiene elementos comunes plenamente “definidos” en complicidad, a los fines y estrategias de beneficio unilateral; multiplicidad de documentos en forma de tratados, convenios, pactos y contratos de carácter bi o multilateral en el orden económico y político con miras a mejorar las condiciones
económicas de desarrollo entre los pueblos. (Garicano, 2000)

Desde el punto de vista de las ciencias políticas, Chuaqui (2002), afima que la idea central de esta interpretación del concepto de integración es que está cercanamente ligado a las esperanzas igualitarias de un sistema democrático. En otras palabras, todos, o casi todos, los ámbitos de la integración nacional se remiten a la categoría igualdad. La integración tiene, o al menos debería tener, una motivación esencialmente igualitaria, es decir, la intención de establecer y mantener la condición igualitaria de todos los ciudadanos. De esta manera, la integración, en un contexto democrático, está necesariamente ligada a la noción de ciudadanía, y a las esperanzas igualitarias que de ahí se desprenden.

12. Identidad

La identidad se refiere a la noción que una persona tiene sobre sí misma. La persona que es hoy y la que será el día de mañana. Se refiere a la definición del yo. Es la imagen que los individuos construyen de sí mismos en sus relaciones con los otros individuos a través de un proceso de internalización.
El desarrollo de las personas está fundamentado en diversos procesos de
crecimiento, siendo la adquisición de un sentido de identidad personal uno de los
aspectos esenciales para su autodefinición. La identidad se define y se va enriqueciendo a lo largo de la vida de las personas. Cuando esta se vincula a la colectividad de nacimiento, se hace referencia entonces a una identidad cultural, la cual aporta elementos distintivos de referencia y comparación a un individuo y a un grupo. Puede implicar que las personas posean similares rasgos étnicos y una herencia sociocultural compartida. (Brea, 2014)

El antropólogo Marc Augé (1994) plantea que no hay identidad sin la
presencia de los otros. No hay identidad sin alteridad. Lo que quiere decir que la
identidad individual se construye a través de relacionarse con los demás y compartir significados y experiencias, de la misma manera que la identidad grupal se construye a partir de las interrelaciones grupales. (Como se cita en Brea, 2014)

Desde el marco de la sociología (Jenkins, 2004) la Identidad es nuestra comprensión de quiénes somos y quiénes son los demás, y recíprocamente, la comprensión que los otros tienen de sí y de los demás, incluidos nosotros. Desde esta perspectiva, la Identidad es resultante de acuerdos y desacuerdos, es negociada y siempre cambiante. Al reflexionar sobre quiénes somos, la imaginación psicológica nos remonta hasta esa dimensión en la que nos enfrentamos a nosotros mismos, nuestro Yo, un sustrato biológico, familiar, educativo y social (de la Torre & Tejada, 2007), que llegamos a experimentar fenomenológicamente como una parte de nosotros mismos, como nuestra marca indeleble a través de momentos y circunstancias, y que trasciende nuestros pensamientos y sentimientos. (Como se cita en Noriega & Medina, 2012)

13. Dinámica grupal

La dinámica grupal es pues, el resultado de las fuerzas y condiciones que influyen en los cambios internos de los grupos y en la forma en que reaccionan sus integrantes.
Con el transcurso del tiempo, el término dinámica grupal ha ido ganado mayor
popularidad, lo que conlleva, a veces, a un significado impreciso del mismo y, muy
particularmente, a confundirlo con el de técnica didáctica. Este hecho, como señalan Cartwright y Zander (1975), lo observamos en las distintas acepciones que se le pueden dar al término “dinámica grupal”. Por un lado, las de uso popular y por otro, las orientadas a su concepción científica más apropiada para todos aquellos que se dedican al trabajo grupal. (De Lourdes Gay, 2013)

14. Visión de futuro
Según el punto de vista organizacional, la visión corresponde al futuro deseado de la organización. Se refiere a cómo quiere ser reconocida la entidad, representa los valores con los cuales se fundamentará su accionar público. (Armijo & Pública, 2009).
En el marco la comunicación social, la visión presenta un futuro ideal, un futuro que sirva para motivar y orientar a la comunidad o pueblo e indique la dirección hacia la cual tiene que avanzar. (Velásquez & Macedo, 2016)

15. Habilidades sociales

Dado que no existe una única definición de habilidades sociales, y siguiendo, en gran medida a Santos Rego (Santos & Lorenzo, 1999) se puede concluir diciendo que muchas de las definiciones existentes sobre habilidades sociales incluyen los siguientes elementos y características:
1. Las habilidades sociales son conductas aprendidas, socialmente aceptadas y que, a su vez, posibilitan la interacción con los demás.
2. Son conductas instrumentales necesarias para alcanzar una meta.
3. En ellas  se  unen  aspectos  observables  y  aspectos  de  naturaleza  cognitiva  y  afectiva  no  directamente observables.
4. La evaluación, interpretación y entrenamiento de las habilidades sociales debe estar en consonancia con el contexto social. (Ortego, Gónzález, & Álvarez, 2010)

Las habilidades sociales son conductas manifiestas verbales y no verbales, observables en las distintas situaciones de interacción que tiene una persona con otra. A su vez, las habilidades sociales son respuestas específicas, pues su efectividad depende del contexto concreto de la interacción y de los parámetros que en ella se activan. Se adquieren principalmente por medio del aprendizaje, de carácter incidental o como consecuencia de un entrenamiento específico. Para que una conducta sea socialmente eficaz deben tenerse en cuenta las variables que intervienen en cada situación en las que se exhibe la destreza social (Caballo, 1993; Gil-Rodríguez, 1984; Hidalgo & Abarca, 2000; Monjas-Casares, 1994) (Como se cita en Tapia-Gutiérrez & Cubo-Delgado, 2017)

16. Lazos sociales

El lazo social es metáfora de la sociabilidad humana, es decir, de un modo articular de ser o estar con los demás, de un modo que tiende a la asociación antes que a la disociación y que supone de antemano individuos dispuestos a entablar relaciones con otros individuos, ya sea por inclinación natural, ya sea por necesidad o interés. El sesgo normativo es, en efecto, consustancial a la cuestión del lazo social y será objeto de análisis a lo largo de este artículo. (Alvaro, 2017)

17. Sentido de Pertenencia

La geógrafa Tobi Fenster (2005) define el sentido de pertenecía como un conjunto de sentimientos, percepciones, deseos, necesidades, construidas sobre la base de las prácticas cotidianas desarrolladas en espacios cotidianos. Cambia con el tiempo en la medida que las experiencias diarias crecen y sus efectos se acumulan planteando que el conocimiento de un lugar, los usos diarios y los ritos refuerzan el sentido de pertenencia. (Como se cita en Brea, 2014)
Por tanto el sentido de pertenencia es un sentimiento personal e íntimo y al mismo
tiempo oficial y colectivo, ya que se basa en la memoria y el simbolismo compartido de una comunidad. Su significado en la propia existencia es el resultado de las afiliaciones, creencias e ideologías. Mediante este sentimiento se crea en la persona la consciencia de la vinculación al grupo y al territorio común del grupo.
En el ámbito de la psicología ambiental, Vidal y Pol (2005) proponen que el sentido
de pertenencia se relaciona con el principio de identidad en cuanto ésta es fuente de identificación simbólica y referencial de la persona con el grupo al que se siente
pertenecer y con el ambiente donde habita e interactúa individual y socialmente. (Como se cita en Brea, 2014). De ahí que se considere que el sentido de pertenencia a determinadas categorías
sociales incluye también el sentido de pertenencia a determinados entornos físicos
significativos para el grupo.
Estos planteamientos coinciden en que el concepto de sentido de pertenencia sea
adoptado para destacar aquellos aspectos relacionados con los lazos afectivos, las emociones, la memoria y la identificación de las personas con el grupo y con el
ambiente donde se desenvuelven y por consiguiente, con la construcción de la
propia identidad ya que ésta implica la pertenencia a un grupo social y a un territorio específico. El énfasis de estas implicaciones en la construcción del sentido de pertenencia variará según los diferentes enfoques teóricos sobre identidad individual, identidad social e identidad de lugar. (Brea, 2014)

Maslow (1954) describió la pertenencia como una necesidad básica humana. Anant (1966) define la pertenencia como el sentido de implicación personal en un sistema social, de tal forma que la persona sienta que es una parte indispensable e integral de ese sistema. En base a esta definición, Hagerty, Lynch-Sauer, Patusky, Bouwsema y Collier (1992) identifican como elementos esenciales para desarrollar un sentido de pertenencia la experiencia de sentirse valorado, necesitado y aceptado por otras personas, grupos o ambientes; y la percepción por parte de la persona de que sus características son similares o complementan a las de las personas que pertenecen al sistema, es decir, la experiencia de ajustarse o de ser congruente con otras personas, grupos o ambientes a través de características compartidas o complementarias. Cameron (2004) considera al sentido de pertenencia, o lo que él denomina “vínculos interpersonales”, como una faceta más de la identidad social y, en relación al ámbito organizacional, como una faceta de la identificación organizacional (Harris & Cameron, 2005) (Como se cita en Dávila de León & Jiménez, 2014).

18. Reciprocidad

La reciprocidad está dada por el sistema de prestaciones mutuas que se dan entre dos personas, dos grupos, dos poblaciones, etc. Estas prestaciones son intercambios simétricos de bienes y servicios, fundamentales para cada una de las
partes involucradas. Cada individuo o grupo tiene la obligación de dar, para poder
tener el derecho a recibir. Es decir, la reciprocidad es una relación de interdependencia entre partes, que consiste en el reconocimiento de los derechos y pretensiones de los otros. En este sentido, Malinowski considera que las reglas y las normas de conducta se basan en estos mecanismos de reciprocidad. No hay
obediencia automática a reglas, el nativo sigue un conjunto de reglas sociales, porque reconoce que sus intereses y status están involucrados y dependen del cumplimiento de esas reglas. El hombre que persistentemente, en sus intercambios, desobedeciera las reglas de la ley se encontraría inmediatamente fuera del orden social, situación de la que es perfectamente consciente el nativo. Es decir, el nativo sigue reglas porque reconoce y puede prever las consecuencias de su acción en cada situación. (Gonnet, 2011)

Por otro lado Sahlins, afirma que “reciprocity stipulates two sides, two distinct social-economics interests. Reciprocity can establish solidary relations, insofar as the material flor suggests assistance or mutual benefits, yet the social fact of sides is inescapable” (Sahlins, 1972:189). Reciprocidad y redistribución son dos elementos analíticos claves en Sahlins; “the practical, logistic function –redistribution- sustains the community, or community efforts, in material sense.” (Sahlins, 1972:190) De esta forma, Sahlins va a clasificar las formas de reciprocidad en “tres tipos ideales”: a) Reciprocidad generalizada, b) reciprocidad equilibrada y c) reciprocidad negativa. Dándole así, un carácter polisémico. (Como se cita en Korstanje, 2008).

19. Unidad

Según el autor Ezequiel Ander- Egg, la unidad social es la acción conjunta como resultado de la integración coherente de los diferentes elementos de un grupo o sociedad.

El término unidad social adquiere en esta definición una connotación identitaria que se traduce en una cohesión social reconocida, aceptada, compartida y respetada por quienes participan en ella y trabajan por lograr su estabilidad y permanencia a través de la socialización y consolidación de intereses, objetivos y funciones que les son comunes. (Terry, 2012)

20. Solidaridad

La solidaridad se define como un valor humano, es decir como la posibilidad que tienen los seres humanos de colaborar con los otros y además posibilita crear sentimientos de pertenencia. (Páez, 2013)

La solidaridad es una actitud, una disposición aprendida, que tiene tres componentes: cognitivo, afectivo y conativo. De aquí que los conocimientos que una persona tiene son suficientes para fundamentar la actitud acompañados del componente afectivo, el fundamental, y el conativo o comportamental que sería el aspecto dinamizador de dicha actitud. Se defiende la solidaridad como el valor que consiste en mostrarse unido a otras personas o grupos, compartiendo sus intereses y sus necesidades. Por otro lado, la solidaridad se tilda de virtud, que debe ser entendida como condición de la justicia, y como aquella medida que a su vez, viene a compensar las insuficiencias de esa virtud fundamental. Por lo tanto, la solidaridad se convierte en un complemento de la justicia (Buzarrais, 1998, p.2) (Como se cita en Páez, 2013).


REFERENCIAS

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Comentarios

  1. Fiorela,
    Buenos contenidos, pero, según lo propuesto por el VRInv es algo extenso. Eso no debe generar problema.

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